Este verdiamarillo estival, tras reproducirse en la región suroeste de nuestro continente, parte en migración hacia el oeste de África. Durante la estación fría nos privará de su canto y las chirriantes voces de defensa de su territorio. En la próxima primavera volverá a hacer notar su presencia entre la densidad de la vegetación, como la de esta zarza que incluso le ha dado nombre.
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