Esta especie establece su entorno vital en zonas dominadas por las rocas en las montañas, con frecuencia en cotas de cierta altitud. Al parecer va encontrando similares condiciones en ambientes humanizados, no siendo nada extraño localizar sus nidos en grietas y huecos de nuestras construcciones en sustitución de los roquedos montañosos. Cuando los recien emancipados abandonan el nido, investigan y reconocen el entorno con presencia de adultos, pero las "boqueras" amarillas de la comisura de su pico delatan su juventud.
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