Por frecuente que sea y lo vistoso de su plumaje, el Arrendajo, no es un pájaro que se deje ver claramente con frecuencia, o al menos con la frecuencia que nos gustaría. Siempre que lo vemos está atareado y su comportamiento en muchas ocasiones resulta un tanto enigmático. Acarrea bellotas de un rincón a otro, con mucho disimulo y sin perder la atención de todo cuanto le rodea o desciende de las ramas a los prados y allí parece buscar algo que no acertamos a adivinar, quizás pequeños insectos o semillas silvestres, pero que dificilmente llegamos a comprobar con claridad. Esto no debe ser frustrante para el observador, si no todo un estímulo para no perder ninguna oportunidad de contemplar y estudiar al colorido córvido. Es sorprendente la cautela que muestra este pájaro, que en ocasiones es tan "escandaloso" que le ha valido su nombre, "Garrulus".
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