Pese a su aspecto muy diferente a los demás pícidos, el Torcecuello es uno de ellos. Su comportamiento también difiere bastante, ya que ni tamborilea ni excaba su propio agujero para nidificar. Además es el único migratorio de los de su género, pasando el invierno en el África subsahariana y retornando a Europa para criar a principios de la primavera. No obstante sus reclamos si son los propios de este grupo y su larga y extensible lengua, especializada en la captura de larvas en las oquedades de troncos y hormigueros, le ratifican como pícido.
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