Su pequeño tamaño y su hábitat, le han dado el acertado nombre a este pájaro (al menos en castellano, otra cosa es el casi impronunciable nombre científico). Es un ave inquieta y atrevida, que trepa con agilidad por los tallos de los carrizos y similares, para luego emitir su canto desde allí o proyectarse en un corto vuelo y lanzarlo a los cuatro vientos. Pese a su reducida "presencia física" es un gran migrador que llega a críar en latitudes muy nórdicas e inverna al sur del Sahara. Estamos hablando de distancias superiores a los 10.000 Kilómetros para un pajarillo cuyo peso ronda los 7 gramos. Cuando lo veamos la próxima vez en su paso viajero, en la avanzada primavera o el incipiente otoño, seguro que nos acordaremos de esas proezas extraordinarias de la naturaleza ,que en ocasiones pasan tan desapercibidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario