Resulta más fácil de oir que de ver pese a que, desde que llega de sus cuarteles de invernada en África, toma posesión de sus territorios de cría en bosques, parques y jardines. Es su carácter retraido, sumado a su mimetismo, lo que lo esconde de nuestra vista. Pertenece al grupo de los pícidos, pero difiere de sus parientes tanto en los colores de su plumaje, como en la incapacidad de percutir los troncos, bien para buscar comida, marcar territorio-atraer a la pareja o excabar los nidos. No obstante, cría en agujeros que ya no utilizan los carpinteros más típicos.
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